„¡Oh, Filología! ¡guau! Seguro que
hablas varios idiomas ¿verdad? ¡Qué bien! podrás dar clases de español.“ Te
tocó recibir la respuesta y te pido disculpas por el tono en que te la dí.
Los hermanos Grimm. Jackob fue un gran filólogo, autor de una Gramática Alemana. |
Desde que estudio esto
que ahora se llama Grado en Lengua y Literatura Españolas he oído esa frase
periódicamente. Han cambiado las palabras o su orden y también el timbre de la voz
que la expresaba, incluso el idioma, pero siempre tenía el mismo sentido:
filólogo = persona que habla muchos idiomas y que puede dar clases.
Esta vez fue un
conocido que se sorprendió al verme estudiar y descubrir que lo hacía para un
examen del Grado, aunque podría haber sido cualquier otra persona, porque la
gente asocia la lingüística con dos cosas, sea por este orden o en el inverso:
idiomas y enseñanza.
La palabra “Filología”
viene del griego clásico y significa “amor (o interés) por las palabras”. Esto
ya debería darnos una pista de a qué se dedica un filólogo o, al menos, de qué
le ha llevado a estudiar esta materia.
Un filólogo puede
hablar idiomas, pero no es condición sine
qua non para dedicarse a esta actividad. También puede ser que le
guste dar clases y acabe siendo profesor o maestro, pero lo que de verdad le
gusta es estudiar las palabras, tanto en su evolución y desarrollo, como en lo
que respecta al uso que se hace de ellas. Para un lingüista es más interesante
descubrir cómo un niño de seis meses produce sus primeros sonidos inteligibles,
que aprender a decir “la cuenta, por favor” en cinco idiomas diferentes; estudiar
morfología y etimología es mucho más gratificante que situarse ante treinta
personas, sean niños o adultos, para explicarles cómo se encuentra el complemento
indirecto en una oración y, por supuesto, disfrutará más repasando la Nueva
Gramática de la Lengua Española, que estudiando el verbo To Be o los casos alemanes y su utilidad práctica.
Es evidente que ese “amor
por las palabras” abarca todas las del mundo, independientemente de su
Esto también lo estudia un filólogo. |
También es evidente
que esto no es lo único que estudia esta materia, ya que se extiende a muchos
otros campos, pero de eso ya hablaremos otro día.
Verás, le contesté, ¿tú te has
fijado en que muchas personas dicen “cocreta”, en lugar de croqueta? Pues si yo fuera profesora, me enfadaría mucho
contigo por lo “mal” que hablas y te explicaría el modo correcto de decirlo.
Como lo mío es la filología, no solo no me enfado, sino que encuentro
apasionantes tus errores, te escucho con atención y trato de averiguar qué es
lo que te ha llevado a hablar así. Vamos, que no eres mi alumno, ni lo serás
nunca: eres un objeto de estudio y puedes hacer con tu habla lo que más te
apetezca.
¿Te he dicho ya que siento haberte
hablado en ese tono?
Fotos:
http://gutenberg.spiegel.de/autor/220www.theguardian.com
http://www.acbrown.com/neuro/Lectures/Lang/NrLangSpch.htm