sábado, 14 de julio de 2012

Hasta que la muerte nos separe

Madre e hija. Picasso
Llegaste a mí tomándome por sorpresa (ni el momento ni la situación eran los adecuados); cogiste mi vida y le diste la vuelta; cambiaste mi modo de verla, mis prioridades y hasta algunas facetas de mi carácter, sin embargo, me alegré de conocerte.
Cuando eras un bebé fuiste tranquila, dormías bien y comías lo que se te pusiera delante sin hacer ascos a nada, salvo a los calabacines, ya lo sabes. Como niña eras lo que deben ser los niños: relativamente obediente, relativamente ordenada y relativamente estudiosa. Pasamos tu pubertad sin grandes daños colaterales y sobre los pequeños corrimos un velo, que no necesitamos andar recordando cosas desagradables.
Procuré estar a mano siempre y aconsejarte cuando me pareció necesario, para tu asombro y escándalo. No puedo evitar sonreir al recordar la expresión de tu cara cuando te expliqué por qué no debes fumar y, sobre todo, cuando te propuse alternativas a ese vicio ¿lo recuerdas? Supongo que sí, porque me hiciste caso y no fumas. En cuanto a la opción propuesta, supongo que ahora estás de acuerdo conmigo, porque ya no me dices eso de “¡mamá! ¡qué soy una niña! No me digas esas cosas”.
Madre cuidando de su hijo.
Renoir
Había momentos en que tú parecías la madre y yo la hija. No olvido los interrogatorios a que me sometías cuando salía de casa “¿con quién vas? ¿cuándo volverás? ¿dónde?” Yo jamás te hice tantas preguntas, ni te puse tantos problemas. Creciste sin horario fijo para regresar a casa y nunca hizo falta, porque volvías  a horas más que prudentes. Tu sentido de la responsabilidad fue siempre proverbial. A veces me he preguntado a quién habrás salido en eso.  Las únicas cosas que te pedimos que no hicieras jamás fueron fumar, drogarte y beber alcohol y las has cumplido hasta ahora mismo, cuando ya eres una mujer adulta e independiente.
Nos diste muchas alegrías y  algún disgusto, pero no te sientas demasiado bien por lo primero, ni demasiado mal por lo segundo: todos los hijos hemos dado a nuestros padres buenos y malos momentos. Son cosas que ocurren cuando se convive tanto tiempo. Además las alegrías han sido casi siempre intencionadas, mientras que los disgustos “han sido sin querer”, según una de tus frases más usadas (todavía hoy me pregunto cómo se puede pintar de cera verde el parquet de un dormitorio “sin querer”).

Ahora vas a dar un paso importante en tu vida. Vas a firmar una alianza que te traerá más obligaciones que derechos y menos soluciones de las que esperas. No, no te asustes, que no voy a empezar otra vez. Es tu decisión y tu vida así que lo acepto. Si sale bien me alegraré, porque tu felicidad es importante para mí. Si sale mal, estaré por aquí para secarte los ojos y soplarte sobre la herida buscándole alivio. Como siempre, vamos. Al final, esta es la única cosa para la que las madres servimos independientemente de la edad de los hijos. Ya lo irás viendo por ti misma. El botiquín de los padres está lleno de tiritas, unas de gasa y plástico y otras de palabras y abrazos. Imagino que tú  has empezado a rellenar el tuyo, así que ya vas descubriendo a qué me refiero. En solo un año los niños aprenden muchas cosas, pero los padres no nos quedamos atrás ¿a qué ya ni te acuerdas de cómo era vivir sin críos cerca?
Volviendo al presente, ya se acerca el día “D” y como llevas tiempo conviviendo con tu pareja, me ahorras el darte consejos. Me centraré en decirte lo que para mí es importante que sepas: da igual lo que te traiga el futuro, seguiremos en contacto para celebrar alegrías o para gastar paquetes de pañuelos en caso de penas.

Y es que podrás cambiar de peinado, de casa o de estado civil, pero siempre serás mi hija, “en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe”.


Fotos:
http://eldasein.blogspot.com
http://dreamsofrommanolii.blogspot.com
 http://www.painting-palace.com

6 comentarios:

  1. Así será aunque pasen mil años y no salgas de vivir de dentro del ordenador.

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  2. es un placer ser tu hija y pase lo que pase siempre estare ahi, ahora eres yaya y tienes dos nenas que te adoran, gracias por esta dedicatoria

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  3. joder!sin palabras, precioso, ademas es que se de lo que hablas, porque he podido vivirlo con vosotras, tedeseo mucha suerte con tus escrituras, sigue adelante! aunque ponga anonimo...
    fdo. Raquel

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  4. Que sepas que eres una agquerosa (que significa: ¡queenvidiacochinamedasdeloquescribes!).

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  5. ¡Qué maravilloso alegato sobre la (casi siempre) difícil relación madre-hija! Preciosamente expuesto, denota sinceridad a raudales. Me he emocionado al leerlo. Muchas gracias, querida Amparo, por tu sabiduría y tu temple, y deseo a tu hija lo mejor en su inminente matrimonio.

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  6. Si tú tuvieses algunos años más o yo algunos años menos, te adoptaría como madre. ¿Se podrá hacer eso? Sé que hay madre adoptivas, pero no sé si también las hay "adoptadas". Mañana preguntaré en el Registro Civil para saber si es legal "adoptar" una madre ;)

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