Parecía que había
venido para quedarse pero al final 2013 se acaba, como se acaban todas las
cosas, sean malas o buenas.
No ha sido mi año
favorito, no vamos a engañarnos. En lo personal, enfermedades graves, achaques
menos graves y un par de momentos tristes. En lo general, pérdidas de todo
tipo: de personas que marcaron nuestras vidas en varios campos, desde el arte
hasta la política; de derechos democráticos; de confianza en casi todo lo que
parecía bien anclado en nuestro mundo. Las pocas cosas buenas aparecían
empañadas por otras fastidiosas, molestas, dañinas incluso, según el caso.
Para compensar un poco
tanta infamia, he decidido hacer una lista de buenos propósitos, porque a lo
mejor el problema no ha sido el año, sino mi actitud y será suficiente variar
la conducta para cambiar la suerte. Por otro lado, nunca he hecho ninguna, así
que será una novedad divertida.
Como me conozco y sé
que si me propongo demasiadas cosas no sabré por dónde empezar y acabaré por no
hacer nada, no quiero realizar una lista
larga tipo las diez cosas que... y la
dejaré en la mitad.
La titularé Las cinco cosas que voy a hacer en los
próximos doce meses:
1. Volverme mala
persona al menos dos veces por semana. Porque decir “no” también es humano; porque
mi opinión es tan buena como la de los demás y no tengo razones para callarla;
porque ya está bien de perdonar a los demás todo lo que hacen (incluyendo
roturas de corazón y puñaladas traperas); porque soy un mortal como cualquier
otro y no siempre tengo fuerzas para sostener a los demás. Por todo eso y por
otras cosas más, me he propuesto firmemente ser de vez en cuando estúpida, cargante
y hasta malvada si es preciso.
2. Ocuparme mejor de mi
familia. No más, solo mejor. Llevo ya unos días practicando
algo que casi había olvidado: alejarme del ordenador, los libros y todo lo que
me pueda atar a mi cuarto de trabajo, para sentarme con mi familia a disfrutar
de ellos. Cuando deba trabajar lo haré, pero cuando llegue la hora de dedicarme
a mi gente, no pienso dejarme despistar por nada ni por nadie.
3. Ordenar todo lo que
he escrito este año y empezar a dar forma a las notas que he tomado. A veces
tengo buenas ideas que no me llevarán a la fama, pero sí a la satisfacción
personal. Eso bien vale el esfuerzo.
4. Ir al médico a
hacerme un par de revisiones que tengo pendientes desde hace años.
5. Bajo ningún
concepto, plantearme el dejar de fumar. Llevo años pensando que debería dejarlo
y no lo he hecho nunca, sería una tontería volver a pensar sobre ello. Si algún
día dejo los cigarrillos, será sin pensarlo.
Reconozco que mis
propósitos de Año Nuevo no son nada originales, ni siquiera poéticos, pero es
que he llegado al convencimiento de que lo mejor que se puede hacer con las
metas es ponerlas cerca e ir superándolas poco a poco, sin olvidar que la mejor
forma de lograr el cumplimiento de un deseo es que este sea “obtenible.
En cuanto al año que
nos deja, para que no diga que le despido recordando sus crueldades, lo haré agradeciéndole
algo: gracias, 2013, por marcharte de una buena vez.
Según los chinos, el 2014 será el Año del Caballo de Madera. Empezará el 31 de enero. |
Fotos:
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