Hace muchos años, viviendo todavía en Madrid, una amiga y vecina de casa trajo a mi hermano pequeño con una pierna escayolada. Haciendo deporte había caído, rompiéndose un hueso. Esa vecina, alemana ella, explicó lo ocurrido rematando su información con la frase “y, claro, es que hoy es viernes 13”, como si eso aclarase cualquier cosa de signo negativo que pudiera suceder durante esas veinticuatro horas.
Yo tengo mis supersticiones, como todo el mundo, aunque debo decir que las conservo más por costumbre que por convencimiento: vivo rodeada de imágenes de búhos, que son el símbolo de la diosa Atenea (por si se me pega algo de mi diosa favorita y me convierto en sabia y valiente); cada vez que la selección española juega al fútbol me pongo una camiseta en concreto, porque es la que llevaba cuando lograron por primera vez superar unos cuartos de final y no hago un viaje sin Sir Reginald, mi conejo de peluche y compañero de pernocta cuando no estoy en casa.
Lo de que haya un día especialmente malo no lo he considerado siquiera. Suelo bromear diciendo que los viernes 13 no me afectan porque soy española y los martes 13 tampoco, porque vivo en Alemania, que es mi modo de decir que los días solo me parecen negativos cuando ocurre algo negativo en ellos y que el pensamiento contrario, que ocurra algo malo por ser un día negativo, ni se me pasa por la imaginación.
Acepto que para quien sí sea de esa opinión puede realmente convertirse en una jornada desagradable: quizá estén tan preocupados con la “negatividad ambiental” que realmente provoquen sin querer un accidente o un suceso fastidioso que, de paso, les servirá para confirmar lo adverso del momento.
Decía el famoso ajedrecista Capablanca que “el buen jugador siempre tiene suerte” y yo estoy de acuerdo con él. Creo sinceramente que la suerte no es otra cosa que el resultado de combinar una mirada abierta que permita ver la oportunidad con la capacidad para aprovecharla.
En Alemania, no solo el trébol de cuatro hojas también la mariquita trae buena suerte, así que esta imagen debe duplicar su poder sobre nuestra fortuna |
En el caso del accidente “viernestrecero” de mi hermano, debo decir que durante su infancia ha tenido escayolas como para reproducir la Capilla Sixtina. Tibias, rodillas, dedos de manos y pies han sido golpeados en varias ocasiones, de diferentes maneras y por distintos sistemas, de modo que cuando no tenía una rotura, era una luxación. No tiene nada de extraño que ese día también le ocurriera. Otra cosa sería que yo hubiese sufrido una fractura, cosa que no me ha pasado nunca por lo que habría podido resultar chocante. Y para mí también era viernes 13, que yo no uso un calendario distinto al del resto del mundo, sin embargo no me sucedió nada digno de mención.
Hoy es viernes 13 y, salvo que he tenido que salir a comprar algo de comida (cosa que no me apetecía nada), no he notado nada especial. Ni las calles, ni el centro comercial estaban diferentes; en la panadería no me han comentado nada de panes quemados u hornos estropeados y en casa tampoco he percibido cosa alguna digna de mención.
Un poco de buena suerte, para compensar el viernes 13 |
A menos que podamos tomar como muestra de mala suerte el que me haya hecho un corte en la mano al trocear la ensalada o el tirón de espalda que he sufrido al tratar de colgar unas cortinas. Pero no. Cualquiera que me conozca sabe que yo hago esas cosas todos los días: soy perfectamente capaz de desangrarme los viernes 13, sábados 5 o miércoles 21 sin un parpadeo. Y mira que lo siento, porque la falta de superstición al respecto me convierte en única causante de mis fracasos.
Claro que también tiene su lado positivo y es que no tendré cabeza de turco para mi ineptitud, pero a cambio salvaré mi orgullo: si soy culpable de mis errores también soy la artífice de mis éxitos. No es mal resumen para una vida.
Fotos:
Cada vez me gusta más lo que escribes, Amparo. Como tengo reciente "La vida es sueño", voy a parafrasear a Calderón y decir que:
ResponderEliminarCon cada vez que te leo
nueva admiración me das,
y cuando te leo más
aun más leerte deseo.
Por cierto, Atenea también es mi diosa favorita, la protectora de los héroes ;)
Gracias, Daniel. Tu comentario me ha hecho sonreir y esa paráfrasis me ha tocado el alma.
EliminarAtenea debería ser la favorita de todo el mundo. En mi opinión, la combinación de valor y sabiduría es el material básico para crear personas que merezcan ser llamadas así.