martes, 31 de marzo de 2015

Y se rindió

El mundo está consternado por una tragedia aérea en la que han muerto muchas personas y la prensa se hace eco de la noticia.
Desde hace una semana las cadenas de televisión, la prensa escrita y hasta internet, cuentan lo mismo una y otra vez. No hay nada más que contar, claro. La investigación no se ha terminado ni se espera antes de dos o tres meses, pero ya se sabe que el mundo está lleno de "expertos en todo" que lo mismo te "analizan" un partido de fútbol que un problema económico. 
(Y no olvido el dolor terrible de unas familias que quieren explicaciones y certezas, no "amarillismo".)

Sin embargo de otras cosas no se habla tanto. Cosas que son más urgentes o más importantes (o igual de importantes, si se prefiere así), no tienen ningún eco. Tal vez sea porque no son tan llamativas, o porque damos por sentado que son "cosas que pasan".

No pretendo negar el impacto que produce un avión estrellado, cientos de muertos y el terrible descubrimiento de que se provocó adrede. Otra cosa es que necesitemos una semana viendo las mismas imágenes, porque no hay otras, y oyendo las mismas cosas, ya que no hay nada más que contar, mientras en otro lugar del mundo aparecen otras imágenes que deberían ser mostradas y, sin embargo, continúan semiocultas. 

Una de ellas me ha saltado directamente a las entrañas, desgarrándome por dentro. Una foto que se tomó en enero pasado y hace unos días algún periódico publicó en sus páginas.

En la fotografía se a ve a una niña de cuatro años. Su cabello, castaño con vetas más claras, cortado en una melena redonda, como la de tantas otras niñas. Su rostro redondo, sus manitas pequeñas y sus muñecas rellenitas, recuerdan que hace muy poco era solo un bebé. Debía ser la hermosa foto de una hermosa niña, pero no lo es.

Sus ojos, grandes y oscuros, reflejan miedo. Sus labios apretados, esperando el daño que da por sentado y, lo peor de todo, sus brazos en alto, con las manos sujetándose sobre la cabeza en señal de rendición. Porque se está rindiendo. Tiene cuatro años y se está rindiendo. Ha perdido la esperanza porque en su pequeño cuerpo solo cabe el miedo. 

Cuatro años tan solo. Siria. Vive en un campo de refugiados. Creyó que la cámara era un arma. 
Y se rindió.




En este enlace se pueden ver la foto y la noticia.

http://cadenaser.com/ser/2015/03/30/internacional/1427708643_463831.html

7 comentarios:

  1. Me alegro de volver a leerte después de tanto tiempo.
    Tu comentario pone de relieve la diferencia entre muertos occidentales (¡ojo! de occidente, no de accidente) y "los otros".
    Bien visto y perfectamente expresado.
    Un placer leerte.

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    1. También yo me alegro. Te he echado de menos muchas veces.

      Gracias por seguir ahí.

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  2. Ayer mismo lo comentaba con un familar. Recuerdo que puse como ejemplo otra tragedia humanitaria, pero en esencia la crítica era la misma.

    Por supuesto no se me ocurrió poner como ejemplo otros asuntos preocupantes no tan lejanos, que nos afectan cotidianamente y que condicionan nuestro futuro inmediato, pero de los que nunca se ocupan (ni se ocuparán) los medios de comunicación de masas. Para las mentes mal acostumbradas por la televisión, la radio y los periódicos, esos asuntos preocupantes y tan cercanos no existen. He ahí el "éxito" de los medios.

    Un conocido mío se declara abiertamente "anti-media": no ve la tele, no escucha la radio ni lee ninguna clase de periódicos, ni en papel ni en Internet. Cuando lo conocí su actitud me pareció un poco excéntrica, pero a poco que analizas el comportamiento de los medios con algo de pensamiento crítico y un mínimo de sentimiento moral acabas por darle la razón: lo que estos medios hacen con la información (y con la desinformación) no es para nada inocente.

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    1. No me extraña nada. A mí también me dan ganas de no volver a buscar información de ningún tipo, pero luego recuerdo que es peor aún vivir en la inopia, así que vuelvo, aunque cada vez con ojo más crítico y cotejando más las noticias.
      Lo ideal sería que los periodistas recuperasen al o la joven que entró en la facultad y actuasen en consecuencia. Esperemos que vuelvan a hacer periodismo algún día, porque lo que hacen ahora mismo no tiene nombre.

      Gracias por seguir leyéndome.

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  3. ¡Siempre es un placer leerte! ;)

    Estaría bien que los periodistas no olvidaran la función fundamental que cumplen en una democracia como la nuestra, donde el estado de la opinión pública tiene un papel tan trascendental. En cualquier caso, creo que no debemos subestimar nuestra propia responsabilidad ni nuestro propio poder.

    ¿A quién sirven los medios? Puede darse el caso de periódicos y radios subvencionados abiertamente desde el poder político (¿Libertad Digital?), pero son casos raros. Lo normal es que su financiación provenga de la publicidad. Si no tienen audiencia (lectores, oyentes...) no reciben financiación de los anunciantes, y se acabó el negocio. ¡Negocio! Ya hemos dado con la clave.

    Hay que apagar la tele (la radio, el periódico...) si lo que vemos nos resulta inapropiado, molesto, irresponsable... En definitiva, si nos disgusta por alguna razón. Probablemente no logremos con nuestro personal gesto de disidencia mediática modificar sustancialmente su negocio, pero al menos no formaremos parte de él.

    Hay una escena de la peli 'Cocodrilo Dundee' que siempre me hace sonreír y que a menudo recuerdo cuando enchufo la televisión: Dundee está de viaje en Nueva York y su compañera de aventuras le pregunta si sabe de qué va ese invento de la televisión, pensando tal vez que su "salvaje" amigo no haya visto nunca una tele; Dundee dice que sí, que una vez, hace años, la vio en casa de un amigo; Dundee enciende la tele, la observa unos segundos y seguidamente la apaga diciendo "Sí. Esto fue lo que vi".

    Yo no albergaría muchas esperanzas de que el medio mejore. Sugiero pasar a la acción.

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  4. Coincido contigo en tu argumento, sobre todo porque hay tragedias que no tienen solución por mucho que se hable de ellas, como es el caso del avión siniestrado. Pero estamos acostumbrados a guerras, violencia, injusticias, que nos hemos "acostumbrado". Nos duele más si nos toca directo. No conozco la manera de cambiar el mundo, quizás si nos doliera tanto lo exterior como lo que nos atañe cerca podríamos actuar o cambiar algo. Lo vemos en desgracias pasadas, como nos unimos para afrontar problemas pero claro, nuestros. Somos así, es nuestra naturaleza o nuestro instinto de supervivencia? Puede que la respuesta al cambio esta en nosotros mismos, en cada uno de nosotros de forma individual y lo digo como autocrítica, pues cuando el accidente, lo primero en que pensé fue en mi familia.Seguramente, antes que esa niña, nos hemos rendido todos. Muchos besos, Amparo, siempre es un placer leerte. Ana Baute

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    1. Gracias, Ana. El verdadero placer es tener gente como tú haciéndose eco de estas divagaciones.

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