sábado, 17 de enero de 2015

El cine y yo II - El Clavo

Cartel de la película
El cine me gusta desde que tengo uso de razón, pero no siempre pude ver películas en pantalla grande. Cuando era muy pequeña las veía en televisión, sobre todo si eran de esas que no resultaban aptas para la infancia o, como se indicaba en la época, películas "de dos rombos".
Ya en esa época tenía afición por la novela policiaca (soy fan de Agatha Christie desde muy niña) y en las sesiones de cine casero me sentía especialmente inclinada por las cintas de ese estilo. Este es el momento de confesar mi admiración o, por mejor decir, devoción, por Alfred Hitchcock, a quien ya dedicaré su correspondiente entrada.

Hubo en esa época una película que me dejó huella. Tanta, que hoy en día, muchos años después de haberla visto por primera y única vez, la recuerdo como si la estuviese viendo en este momento. Se trata de El Clavo, basada en una novela de Pedro Antonio de Alarcón y rodada en el año 1944.
Cuando la vi era ya una película antigua, en blanco y negro, condenada a ser repuesta periódicamente en la televisión. Sin embargo, me fascinó y conquistó hasta el punto de que al hacer la lista de títulos fue la segunda que me vino a la mente.

La historia nos habla de un juez, enamorado de una muchacha a la que propone matrimonio. Se separa de ella (creo recordar que debía tomar un nuevo destino, por causa de su trabajo) y la vuelve a encontrar años después, mientras investiga un caso: el de un cráneo atravesado por un clavo que ha encontrado en un cementerio.
La resolución del caso traerá la desgracia tanto al juez como a su amada.

La película, dirigida por Rafael Gil, estaba protagonizada por dos guapísimos de la época: Rafael
Portada del libro
Durán y Amparo (entonces todavía "Amparito") Rivelles.
Una vez más tengo que hacer mención especial a la fotografía, que no tiene nada que envidiar a las películas del maestro Hitchkock, obra de Alfredo Fraile y filmada en blanco y negro.
Me gustan especialmente las películas policiacas sin colores. Los realizadores se esfuerzan con ahínco en hacer que las sombras, las luces y todas las gamas de gris y blanco se integren en el relato, convirtiéndose prácticamente en un actor más.
Todos recordamos la escena de Psicosis en la que se comete el asesinato de la ducha. Pocos actores son tan expresivos como lo es la sombra de ese cuchillo, vista a través de la cortina, alzándose sobre la futura víctima, ajena a lo que le va a suceder segundos después.

Rafael Gil fue un director muy popular en su momento. Yo no recuerdo muchas películas suyas, salvo El Clavo y Eloisa está debajo de un almendro (una de mis comedias favoritas, protagonizada también por la pareja Durán-Rivelles).  En cambio sí recuerdo su nombre, por haberlo oído mencionar muchas veces en programas de cine, que aluden a él como un buen realizador.

Los protagonistas fueron un gran señor y una gran dama del teatro y el cine, entonces jovencísima, nacida prácticamente sobre las tablas.
Amparo Rivelles, hija de Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de Guevara, hermana de Carlos Larrañaga, tía de Amparo Larrañaga y Luis Merlo, en pocas palabras, miembro de una de las sagas artísticas más importantes de España. Nacida en 1925, tenía dieciocho años cuando dió vida a Blanca y llevaba ya cuatro actuando en teatro y cine.
Rafael Durán, fue uno de los galanes del cine español, junto a Alfredo Mayo. Actúo en algunas de las comedias más famosas de los años 40-50 del siglo XX, como La tonta del bote o la mencionada Eloísa está debajo de un almendro. Trabajó a las órdenes de los mejores directores de la época, como Juan de Orduña, J. L. Sáenz de Heredia o Edgar Neville, hasta llegar los 50, en que se comenzó a retirar del cine.
Ambos rostros se hicieron habituales para mí gracias a "la película del sábado" o a series tan famosas como Historias para no dormir, de Narciso Ibáñez Serrador, aunque fue la película que nos ocupa las que marcaría sus rostros en mi recuerdo.


Llevo mucho tiempo fuera de España así que no sé si aún pondrán la película alguna vez. Si no es así, es posible que exista en vídeo o en alguna de esas páginas que permiten ver películas en la red. Yo la recomiendo, sobre todo para los amantes del cine negro. Vale la pena verla porque el disfrute está asegurado.


La pareja protagonista, Rafael Durán y Amparo Rivelles

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